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YO NO QUIERO QUE ME REPRESENTEN

Dentro de un par de días serán las elecciones nacionales  del país de donde vengo, donde nací, donde crecí, donde vive la mayor parte de mi familia y de mis amigos, con los que he aprendido, me he educado, reído, llorado, amado, y aunque los quiero un montón y comparto con ellos miles de cosas y seguramente son los que mejor me conocen (a veces incluso mejor que yo mismo), yo no quiero que me representen.

Allí ahora mismo está disputándose la lucha electoral, alrededor de 100 partidos políticos diferentes se presentan a las elecciones. Partidos de derechas y de izquierdas, partidos nacionales, partidos nacionalistas, partidos católicos, partidos ateos, con todos seguro que comparto hasta más de una idea, pero me excluyen todas las demás por eso, yo no quiero que me representen.

Estas elecciones al igual que las pasadas no voy a votar. Las pasadas elecciones cuando me dirigí a la embajada mediante un correo electrónico para informarme por el voto en el extranjero, recibí como respuesta que llegaba tarde a la solicitud (creo recordar que son más de 3 semanas de antelación). De hecho el plazo se acabó el viernes día que me contestaron, y al estar cerrada la embajada sábados y domingos (además de las tardes, fiestas irlandesas, fiestas españolas y por seguro que algún otro evento internacional) no pude solicitar mi derecho a voto. En estas al estar trabajando de lunes a viernes y empezar a trabajar antes de que abran y acabar de que ya hayan cerrado ni me he molestado en solicitarlo. Quería votar porque es el único derecho que me otorgan a decir lo que pienso aunque yo no quiero que me representen.

Después de las elecciones generales el partido (o coalición de partidos) elegido por la mayoría decidirá que es lo mejor para los intereses del país y que no, que tiene que estudiar los niños en la escuela y que no, quien se puede casar o quien no, que se puede hacer dentro de los negocios o que no, que puedo comprar y que no,  en que gastar los impuestos y en que no, y si nos descuidamos a quien tenemos que rezar y a quien no, sin volverme a preguntar si eso es lo que quiero y en muchos casos haciendo lo contrario a lo que dijeron que iban a hacer sin tener ninguna obligación de hacerlo, por eso yo no quiero que me representen.

Yo ya estoy preparado para dar el siguiente paso en la Democracia, tengo un ordenador, una conexión a internet, un D.N.I. electrónico, mi certificado digital instalando en mi navegador para identificarme con las administraciones públicas desde cualquier parte del mundo y puedo votar que es lo que quiero y lo que no, porque yo no quiero que me representen más.